La relación con nosotros mismos
- Agustina Rey
- 11 abr
- 3 Min. de lectura
¿Por qué nos cuesta hablarnos bien a nosotros mismos?¿Por qué es tan difícil construir una relación amorosa y comprensiva con nosotros mismos?
Si lo pensamos, muchas veces somos generosos con los demás. Elogiamos, reconocemos logros ajenos, alentamos a quienes queremos, les decimos que están haciendo lo mejor que pueden. Y al hacerlo, contribuimos a fortalecer su autoestima.
Pero ¿qué pasa cuando somos nosotros quienes nos equivocamos?¿O cuando alcanzamos un logro?
Ahí, muchas veces, desaparece esa voz compasiva. Nos desmerecemos con frases como: “No es para tanto”, “Es lo que tenía que hacer”, “Es mi trabajo, nada más” ¿Qué está hablando ahí? Nuestra voz interior.
¿Qué es la voz interior y de dónde viene?
La voz interior es ese diálogo interno constante que tenemos con nosotros mismos. A veces lo notamos, a veces no, pero siempre está ahí, influyendo en cómo nos sentimos, cómo actuamos y cómo nos tratamos.
Esa voz se fue construyendo con el tiempo. Está muy influenciada por lo que escuchamos durante la infancia y adolescencia, por las experiencias que vivimos, por los mensajes que recibimos del entorno, y por las creencias que fuimos incorporando.
El problema aparece cuando esa voz se vuelve crítica, exigente o dura. En vez de ayudarnos, nos sabotea.
Tipos de voz interior autocrítica
Podemos identificar al menos cuatro tipos de voz interior que nos afectan negativamente:
1. Voz autocrítica
Es la que aparece cuando cometemos un error. Nos castiga, nos juzga, y nos repite que no somos suficientes. Frases típicas: “Siempre lo arruinas”, “No aprendés más”, “Sos un desastre”.
2. Voz exigente
Nunca alcanza con lo que hacemos. Nos presiona constantemente a rendir más, a ser mejores, a no fallar. Frases como: “Tendrías que estar haciendo más”, “Eso no es suficiente”, “No podés relajarte ahora”.
3. Voz comparativa
Nos mide frente a los demás y nos hace sentir en desventaja. Frases del estilo: “Mirá lo que logró ella y vos todavía nada”, “Todos avanzan menos vos”.
4. Voz catastrofica
Imagina lo peor todo el tiempo. Se enfoca en los miedos y en lo que podria salir mal. Frases como "Seguro no te va a salir" "y si todo se arruina?"
El impacto de estas voces en nuestra vida
Muchas veces no tomamos dimensión del impacto que tiene nuestro diálogo interno. Pero si nos detenemos un momento a escucharlo, notamos que puede ser un obstáculo muy grande.
Antes de hacer algo importante, de presentarnos a un examen, de asistir a un evento, incluso frente a una equivocación minima aparece esa voz. Y con ella, emociones como la ansiedad, el miedo, la vergüenza o la tristeza.
Esa voz moldea nuestro autoconcepto, nuestra autoestima y la manera en la que nos tratamos.
¿Cómo construir una voz más compasiva?
Todos, en algún momento, deseamos estar mejor con nosotros mismos, querernos un poco más, aceptarnos. Pero ¿Cómo voy a estar bien conmigo si todo el tiempo me digo que no valgo? ¿Cómo voy a avanzar si me repito que voy a fracasar?¿Cómo voy a aceptarme si cada error se convierte en una razón para odiarme?
Esperamos que algo externo cambie para sentirnos mejor, pero nos olvidamos de mirar hacia adentro. Nos olvidamos de observar cómo nos hablamos.
Entonces… ¿cómo podemos empezar a cultivar una voz interna más amable?
Estrategias para desarrollar una voz compasiva
1. Identificá tu voz actual: Preguntate
¿Cómo me hablo cuando me equivoco?
¿Qué me digo cuando logro algo?
¿Qué frases se repiten en mi mente cuando estoy triste, frustrado o inseguro?
2. Poné en palabras esa voz: Anotá esas frases. Verlas escritas te ayuda a tomar distancia y a ser más consciente.
3. Detectá a qué tipo de voz interior pertenecen: ¿Es crítica? ¿Exigente? ¿Comparativa? ¿Catastrofica?
Nombrarla te permite entender de dónde viene y qué función cumple.
4. Cuestioná esas creencias: Preguntate
¿Esto que me digo es 100% verdad?
¿Le diría esto mismo a alguien que quiero?
¿De dónde viene esta exigencia?
5. Empezá a practicar una voz compasiva: La autocompasión no es conformismo ni autoengaño. Es tratarte como tratarías a un amigo querido. Frases que podés empezar a incorporar:
“Estoy haciendo lo mejor que puedo”
“Cometer errores no me hace menos valioso”
“Me permito descansar, no todo tiene que estar bajo control”
“Estoy aprendiendo, y eso también es valioso”
6. Sé paciente con vos mismo: Cambiar el diálogo interno lleva tiempo. No se trata de forzar frases positivas, sino de ir suavizando el tono, validando tus emociones y hablándote desde el respeto.
Comments